Los ultrasonidos producen una vibración mecánica de una frecuencia mayor a la que puede percibir nuestro oído. Estas vibraciones aplicadas en nuestra piel ofrecen múltiples beneficios ya que ayudan a desincrustar las impurezas de ella y se aumenta la capacidad regenerativa de los tejidos.
Los ultra sonidos pueden llegar a alcanzar hasta 5 milímetros de profundidad en la piel estimulando la producción de colágeno, ácido hialurónico y elastina desde las capas inferiores de la piel. Gracias a esto, se disminuyen las arrugas, marcas de expresión, se mejora la microcirculación de la zona y se mejora el drenaje linfático de la piel.
Los ultrasonidos producen calor en las capas inferiores de la piel que ayudan a romper acumulaciones de grasa localizadas y rebeldes facilitando su eliminación. También es notorio el cambio en casos de celulitis ya que, como ya hemos comentado, mejora la circulación y el drenaje linfático, lo que consigue eliminar más fácilmente las toxinas que producen la celulitis.
En tratamientos faciales en pieles grasas y con poros abiertos, las vibraciones que causan los ultrasonidos ayudan a romper y extraer más fácilmente los puntos negros y desincrustar restos de células muertas para realizar una limpieza profunda en la piel. Cuando la piel está limpia y oxigenada, cualquier principio activo tratante que apliquemos después penetrará mucho mejor aumentando los efectos beneficiosos en la piel.
Existen aparatos de ultrasonidos portátiles y otros más profesionales que son los que se encuentran en centros de estética y tienen una mayor efectividad. No recomendamos que personas con cardiopatías o mujeres embarazadas se sometan a este tratamiento, pero si no es tu caso, los efectos del ultrasonido se notan desde el primer día.
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